sábado, noviembre 17, 2007

Jodorowsky, Brontis y la Psicomagia.


Un dìa una actriz con la que yo trabajaba me dijo que estaba convencida de mi fecundidad, a lo que yo respondì que en mi destino no estaba inscrita la procreaciòn. Finalmente tuvimos relaciones sexuales y, algùn tiempo despuès ella me anunciò que estaba embarazada de mi. Aceptè la llegada del niño en una disposiciòn muy distinta de la de un padre. Era pobre y no podìa prestar ayuda econòmica a la madre y al niño, hasta el extremo de que cuando naciò Brontis no pude regalarle màs que un oso de peluche. Poco despuès, la actriz se fue a trabajar a Europa llevàndose al niño. Transcurridos seis o siete años experimentè una profunda crisis de conciencia y volvì a ponerme en contacto con la madre de mi hijo para decirle que ahora sì tenìa una mejor situaciòn econòmica y que si lo deseaba podìa enviarme a Brontis. El niño llegò con su oso de peluche y la foto de su madre. Entonces decidì hacerlo participar en El Topo. La pelìcula empieza asì: yo llego tocando la flauta, acompañado del niño, y le digo solemnemente: "Ahora ya tienes siete años, eres un hombre. Entierra tu primer juguete y el retrato de tu madre". El niño obedece entierra el oso en la arena, mete la foto en el hoyo y luego ambos nos alejamos.

Pasaron los años, y me daba cuenta de que Brontis y yo tenìamos dificultades de comunicaciòn en el plano espiritual. Tuve que reconocer que habìa cometido errores y tratè de repararlos. Brontis habìa hablado varias veces del juguete que yo le habìa pedido que enterrara cuando vino a vivir conmigo. Aquèl oso habìa sido su primer juguete, yo se lo habìa regalado cuando naciò, antes de que nos separàramos durante siete años. Cuando terminamos la pelìcula, no fuimos a recuperar el oso.
Comprendì que lo habìa separado brutalmente de su infancia y de su madre: una vez que hubo enterrado el retrato al lado del juguete , no volviò a hablar de Bernadette (su madre) y dejo de escribirle. Despuès me confesò: "No sufrì porque imaginè que las hormigas irìan a vivir dentro de el oso, que èl serìa su casa". De este modo se habìa consolado el niño.

Un dìa mucho despuès, cuando Brontis tenìa veinticuatro años, imaginè un acto nuevo para reparar el anterior. El dìa de su cumpleaños me dije: enterrarè un oso de peluche en el jardìn de nuestra casa, lo cubrirè de arena y a su lado pondrè una foto de la madre. Despuès me pondrè un sombrero negro , parecido al que llevaba en El Topo, pedirè a Brontis que se desvista y que venga al jardìn -en la pelìcula el niño aparecìa desnudo- para desenterrar el oso y la foto. Le dirè: "Hoy cumples siete años y tienes derecho a ser niño. Ven a desenterrar tu primer juguete y el retrato de tu madre".
En El Topo, yo protegìa a Brontis del sol abrasador del desierto con una sombrilla negra; pero el dìa en que realizamos el acto ya aquì en Francia, estaba lloviendo y tuve que protegerlo con un paraguas negro. En realidad el no sabia lo que yo iba a hacer, pero al verme imitar el trote de un caballo como si cabalgara con èl a la grupa, comprendiò, se encaramò a mi espalda y fuimos, bajo la lluvia, al lugar en el que yo habìa enterrado el oso. Curiosamente, me dijo: "No he traìdo paraguas. Sabìa que tu me esperarìas y me cobijarìas", como si presintiera lo que iba a ocurrir.
Desenterrò el oso y la foto de su mamà, nos abrazamos y llorò largamente con la cabeza en mi hombro làgrimas de gratitud, como un niño lleno de ternura.



Fragmento tomado de Psicomagia de Alejandro Jodorowsky



sábado, noviembre 03, 2007

Walking Around

Aquì uno de mis poemas favoritos del buen Neruda. Es increìble como de unos años para aca me he identificado tanto con èl. Un dìa un maestro de Literatura me contò que este poema habìa sido encontrado en casas de muchos suicidas..... A mi me falta valor! Como dirìa Sabina "torpe, como un suicida sin vocaciòn".


Walking Around
Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro. Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñasy mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, y aúlla en su transcurso como una rueda herida, y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapaterías con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergüenza y espanto, hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.